domingo, 15 de diciembre de 2013

Los niños van del calor al verano

Los niños van del calor al verano
con las chanclillas, el bañador puestos
y la camiseta enredada en la cabeza.
 
Peregrinan diariamente,
medio escapados de la madre protectora,
con el calor de la siesta,
esquivando espinas y cardos,
sintiendo la caricia del pasto seco,
respirando las bolas de aire caliente
que se escapan de la tierra.
 
Bajando la cuesta, al fondo,
serpean las adelfas, los alisos,
los chopos, las zarzas y sus moras,
las sombras y su río
que, en la lejanía, parecen estirar
sus dedos de frescor por las gargantillas,
ahora secas, que desaguaron en él.
 
Medio aturdidos pasan
de las chicharras al pájaro escondido,
de la tierra reseca a la pìedra fresca
y lo hacen en silencio,
aliviados del pasado tránsito.
 
Se tambalean de piedra en piedra
(¡haced lo que haga yo¡)
hasta llegar al charcón
donde el verano se despereza
con los gritos del primer contacto
con el agua fría.
 
Fluye la tarde con el río,
Los niños bucean, se dan ahogadillas,
Saltan desde los árboles al agua,
Ríen, gritan, comen moras
y el pan con chocolate que alguno,
previsoramente, cogió de la despensa.
 
Fluye la tarde.
la luz se va quedando prendida
de las ramas de los alisos
y una brisilla
que va en contra de la corriente
despierta en la piel de los críos
el primer escalofrío
 
En silencio, saciados de agua,
de moras, de risa,
rehacen sus pasos hacia el pueblo
felices, relajados,
acompañados por el olor a poleo
y los demás olores del verano

1 comentario:

  1. Solo decirte, querido autor, que me he emocionado...y aún no se por qué...
    Algo magnífico has tenido a bien producir y compartir. Muchas gracias.
    Y un abrazo

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