que para oírme decir “bien”
me pregunta cómo me va la vida
le respondo como hombre trivial
y sigo mi paseo, manos a la espalda,
a la sombra de cipreses cargados de gorriones
Pero la pregunta ya ronda conmigo
y me la hago, esta vez, hablando solo:
¿La vida como si fuera mía?
¿cómo otra propiedad?
Más bien soy yo un carácter suyo.
Ni bien ni mal:
caminada bajo los cipreses
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